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Vinos y cavas
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SABOR
Es evidente que la madera aporta matices al sabor final del vino, así como más cuerpo e intensidad. El resultado depende del tiempo que haya pasado el vino en contacto con la madera (a más tiempo, más intensidad). Así, a partir de seis meses de crianza puedes obtener sabores que recuerdan a la vainilla y caramelo.
OLOR
Además del propio olor de la madera, la crianza en barricas aporta al vino aromas de tostados o especias. Entre los olores más característicos que se obtienen, se encuentran los que recuerdan a la vainilla o al regaliz, e incluso al café, chocolate o caramelo.
COLOR
La madera hace que el color del vino luzca más intenso, tanto en los vinos blancos como tintos. Esto se debe a la reacción que provocan los propios taninos de la madera en contacto con los antocianos, encargados de la pigmentación del vino que se hallan en la piel de la uva.
DURABILIDAD
Además, la crianza en barrica aumenta la durabilidad del vino, prolongando su vida. Se trata por ello de un excelente material de conservación, que, además, y dependiendo de la calidad de la madera, puede convertir un buen vino en un vino excelente.